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Un edificio, una plaza 

La propuesta se basa en la idea del edificio entendido como plaza pública, plaza del pueblo. Una suerte de ágora cultural, capaz de fomentar y dinamizar el encuentro social.

Un espacio que nos invita al disfrute de ser habitado, capaz de ser ocupado, apropiado, intervenido y modificado; lugar de encuentro y diálogo; una cubierta donde la vida transcurra por debajo.

Esta gran cubierta se basa en una estructura simple de pilares y vigas de Madera Laminada Encolada. Los pilares perimetrales en el plano de fachada fueron dispuestos en forma de V, recorriendo todo contorno del edificio de manera rítmica y uniforme, logrando una resignificación de los componentes estructurales como una unidad compositiva de diseño, modulación y orden.

Se plantea el uso de la madera entendida como materia misma de proyecto, en donde no solo juega un papel estructural de soporte en una condición subordinada, sino como generadora intrínseca del espacio y la forma.

 

Un Jardín Arqueológico

Poner en valor los procesos de ocupación del territorio, transcurridos a lo largo de la historia de Montevideo, incluso previamente a su constitución como tal, es una manera de reafirmar nuestra identidad, nuestra memoria como pueblo, como constructo social y cultural.

Proponemos ver el polígono de actuación como oportunidad para el estudio histórico de nuestra ciudad, a partir de entender el lugar como yacimiento arqueológico y soporte de proyecto.

Se plantea una propuesta interdisciplinaria que conjugue los métodos y técnicas de la arqueología, la arquitectura y el diseño urbano de paisaje, en busca de lograr un espacio público construido a partir de la investigación participativa y la memoria. Para esto se propone el trazado de una cuadrícula de 10m x 10m en el predio, como estrategia metodológica de actuación arqueológica, permitiendo la planificación de la investigación por medio de una excavación estratificada en damero.

A medida que el estudio avanza se propone una ocupación paulatina de los cuadrantes finalizados por un sustrato natural y biodiverso. Una nueva topografía vegetal que va sustituyendo el vacío de la excavación, a la vez que protege, con este manto, los restos arqueológicos encontrados, en una estrategia preservacional al paso del tiempo.

Pretendemos agenciar a lo largo del tiempo una transformación, del ámbito de actuación, hacia un verdadero jardín urbano silvestre, de uso universal (entendiendo el término universal ya no solo aplicable al género humano), donde puedan convivir, a partir de un diseño pensado en función de ello, una nueva multiplicidad de especies biológicas en relación simbiótica. Un giro antropológico dónde el ser humano es un actor más de la propuesta, fomentando la re-ocupación con una biodiversidad expulsada por el manto inerte de la ciudad. 

El jardín es un actor que posibilita tanto la limpieza y calidad del aire, así como también la recuperación de las dinámicas biológicas entre las distintas especies, permitiendo imaginar que otra ciudad es posible.

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